Primero es necesario definir el concepto de Entrenamiento como tal y la palabra funcional. Entrenamiento: Procedimiento para obtener capacidades, conocimientos y habilidades. Funcional: Algo o alguien que funciona o sirve.
Sin embargo el Entrenamiento Funcional como tal, no debería de tener un concepto o definición definitiva, para establecer los parámetros de entrenamiento funcional, o el tipo de entrenamiento funcional, es necesario establecer las cualidades y necesidades del individuo, por lo que es imposible que un ejercicio específico tenga la misma funcionabilidad para un corredor que para una ama de casa.
Entonces, ¿Las clases de Entrenamiento Funcional, son realmente funcionales?
Lo serían en tanto involucren los patrones básicos de movimiento, capaces de utilizar desde el nadador de alto rendimiento hasta el oficinista con 9 horas diarias sentado en la oficina, y a partir de ahí la progresión necesaria para evolucionar estos patrones y que sea realmente funcional para su rutina diaria, el resto es circo; es circo buscar estabilidad sobre una bola somática antes de distribuir de una forma impecable la carga corporal hacia un único apoyo, ¿o es que vivimos sobre una superficie inestable la mayor parte del día?
Cuando buscás algún tipo de entrenamiento funcional deberías primero enfocar tu atención hacia tu entorno y la evolución que pretendés alcanzar; definir 4 puntos:
- ¿Qué hago la mayor parte de mi día?
- ¿En qué quiero obtener un mejora significativa?
- ¿En cuál necesito realmente mejorar?
- ¿Cuáles son mis capacidades?
Solamente después de esto, podrás valorar si realmente el entrenamiento responde positivamente cada una de esas preguntas, y determinar si es funcional hacia tus objetivos y necesidades, o si simplemente estás realizando un entrenamiento diferente y llamativo, que no está mal, pero es erróneo denominarlo como un Entrenamiento Funcional.
Fotografías por Natalia Salazar