La pensión, tal y como la conocieron nuestros abuelos y algunos de nuestros padres, no existirá para la mayoría de nosotros. Crear capital y apropiarnos de nuestra propia pensión es el plan. En esta entrevista un experto en el tema nos explica el contexto y cómo hacerlo.
Erika Rojas R.
“Si tuviera que salir a hacer una campaña para concientizar sobre las pensiones entre las personas jóvenes les diría: sean responsables con ustedes mismos y aprópiense de su pensión”. Así de claro habla Hermes Alvarado, gerente general de BN Vital y miembro de la junta directiva de la Asociación Costarricense de Operadoras de Pensiones (ACOP), sobre lo que deberíamos estar haciendo todos respecto a nuestro futuro financiero.
Quizá nuestros abuelos, y algunos de nuestros padres, sí recibieron una pensión adecuada por vejez para vivir digna y tranquilamente, aunque esta no represente el 100% de sus últimos salarios. Sin embargo, para nosotros (jóvenes y adultos jóvenes) será diferente.
Por una parte, la población se está envejeciendo, es decir, cada vez hay menos niños, adolescentes y jóvenes en el país, y por otro lado los trabajos informales están en aumento, lo cual hace que quienes laboran bajo esta modalidad sólo puedan cotizar como trabajadores independientes, sin tener a su alcance la cotización del Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP).
En esta entrevista Hermes Alvarado nos explica cómo funcionan las pensiones en nuestro país y qué podemos hacer para apropiarnos de la nuestra.
¿Cómo funcionan las pensiones en Costa Rica?
La Ley de Protección al Trabajador (Nº 7983), aunque se le llama de esa forma, en realidad lo que incorporó en Costa Rica fue una gran reforma al sistema de pensiones y fortaleció el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), y los regímenes sustitutos de este. Esto ha permitido, hasta el día de hoy, que el IVM otorgue una pensión básica.
Luego, la Ley de Protección al Trabajador creó una pensión complementaria a la básica y de carácter obligatorio, que es el Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROP). Más adelante modificó, ajustó y mejoró un tercer pilar que ya existía, que eran las pensiones voluntarias complementarias; y un último pilar, que se llama régimen no contributivo, que es el otorgamiento de pensiones que administra la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), cuyos recursos vienen del presupuesto de la República, y otorga pensiones de sobrevivencia.
¿Cuál es el problema que existe en Costa Rica con el primer pilar, la pensión básica?
Es la problemática que tienen todos los países que mantienen regímenes similares, no es un caso específico de Costa Rica. Es un régimen que es de reparto, solidario y tripartito. La problemática de este tipo de sistemas de reparto es que si no se ajustan y actualizan los estudios actuariales, pierde equilibrio y sostenibilidad en el tiempo. Eso le ha pasado a nuestro régimen. Los ajustes que se han dado últimamente son paliativos y la misma administración, es decir, la CCSS, ha admitido públicamente que el régimen apenas se sostiene.
Una persona que se pensione hoy por el IVM recibe como pensión, en promedio, apenas un 50% de su último salario. Y ese 50% va a ir disminuyendo hasta llegar a un 42%. Dichosamente, hace 22 años se creó la reforma de pensiones, que permitió la creación de un régimen de capitalización individual, el cual, a diferencia del que administra la CCSS, en este cada trabajador aporta a su cuenta individual, obtiene sus rendimientos, y es el gran contralor de su cuenta individual. Este ROP apenas va por por la mitad del camino de maduración, pero ya está otorgando pensiones importantes.
El promedio de pensión que otorga el IVM es ¢280.000; el promedio de pensión que otorga hoy el ROP son ¢144.000 al mes. Es decir, un total de ¢424.000, de los cuales el ROP representa una tercera parte. Pero esa proporción se va a revertir en los próximos 15 años, hasta llegar al momento en que el ROP sea el 66% de la pensión, mientras que el IVM será solamente una tercera parte.
Esas son razones para mandar un mensaje, sobre todo a la juventud que recién se incorpora a la fuerza laboral, de tomar conciencia de que no valdrá decir ‘voy a ir a la CCSS a ver cuánto me toca de pensión’. El camino es diferente y tiene que ver con cómo las personas se deben apropiar de su futura pensión, para lo cual está el tercer pilar, el régimen voluntario de pensiones complementarias.
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¿Qué debemos saber sobre el régimen voluntario de pensiones?
El régimen voluntario de pensiones complementarias es un plan de pensión que ofrecen las operadoras de pensiones y que tiene muchísima flexibilidad, como por ejemplo determinar cuánto quiere aportar usted mensualmente, mientras que sea el mínimo que establezca cada operadora. Por ejemplo, en BN Vital el mínimo son ¢5.000 o $50.
En esta pensión voluntaria se puede empezar con lo mínimo y más adelante, cuando la persona tenga un incremento en sus ingresos, puede hacer aportes extraordinarios, de manera que hay mucha flexibilidad para capitalizar más riqueza.
Además, se pueden designar beneficiarios y se goza de exenciones de cargas sociales; usted le avisa a su patrono y usted paga cargas sociales disminuyendo el aporte que realiza a la pensión voluntaria, ese es un beneficio que todo trabajador debería explotar.
¿Cómo podemos calcular el monto que debemos destinar a nuestra pensión voluntaria?
La regla de cuándo entrar es muy sencilla, si usted abre un plan de pensión voluntario siendo joven, puede ahorrar lo mínimo, porque va a tener mucho tiempo para hacer valer la regla financiera del 70-30, que dice que el 30% de lo que usted acumule al final va a ser lo que usted aportó, y el 70% los rendimientos que usted ganó durante ese plazo. Pero si usted retrasa su adquisición de un plan de pensión 15 años, ya con ¢5.000 no le bastaría para acumular lo mínimo, se requiere al menos el 3% de su ingreso bruto mensual. Y si lo atrasó a los 45 años, ya los números indican que debe aportar el 7% de su salario para equiparar. Y si lo retrasa una década más, ya le agarró muy tarde.
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¿Por qué confiar la pensión voluntaria a una operadora de pensiones y no a otro instrumento de inversión existente en el mercado?
Por la especialización que tenemos las operadoras de pensiones. Pueden haber fondos de inversión o instrumentos bancarios, pero ninguno tiene la visión estratégica de gestión de riesgos como la tenemos las operadoras de pensiones. No se puede comparar la rentabilidad que se obtiene en un plazo de 15, 20, o 30 años, con los cuales trabajan las operadoras, a los 3 o 5 años de los fondos de inversión. .
Además, las operadoras de pensiones tienen un marco normativo y de supervisión sumamente estricto que permite que todos los afiliados puedan dormir tranquilos.
¿Cuáles son sus recomendaciones sobre cómo elegir la operadora de pensiones?
En primer lugar, es importante saber que hay mucha libertad, yo puedo tener mi pensión obligatoria en una operadora y puedo tener mi pensión voluntaria en otra operadora, puedo tener mi fondo de capitalización laboral en otra operadora, eso lo escoge cada afiliado.
Y para hacer la selección recomiendo tomar en cuenta el servicio que brinda la operadora, que sea oportuno, que sea ágil, ojalá totalmente digitalizado, que usted no tenga que trasladarse a ningún lado, incluso que ni que tenga que abrir ningún página, que se debite automáticamente de su cuenta, así ni lo ve, ni lo siente.
Lo segundo es la rentabilidad que genera la administración del fondo. Si en un lapso de 25 a 30 años usted deja de ganar un 1% del rendimiento del dinero, eso le va a representar en su futura pensión – 20% del monto, entonces la rentabilidad es una variable importante.
Y en tercer lugar la comunicación con el afiliado, quien debe contar con cercanía y asesoría. Al final es la operadora que lo acompañará durante su pensión.