Es el tubérculo que le añade el dulzor a la olla de carne, el que en puré acompaña muchas celebraciones de fin de año y con el que pueden prepararse acompañamientos muy ricos para darle variedad a nuestros platillos. El camote es nuestro alimento de la semana.
Su valor nutritivo es mayor que el de la papa. Por cada cada 100g de camote podes encontrar:
– Agua 74%
– Carbohidratos 21,5g
– Fibra 1.2%
– Proteínas 1,2%
– Sodio 41mg
– Vitamina A 667UI
– Vitamina C 25mg
– Vitamina B3 52mg
– Potasio 385mg
– Fósforo 55mg
– Calcio 22mg
– Hierro 1mg
También aporta magnesio cobre, zinc, y otras vitaminas del complejo B, como lo son B1 y B2. Pero una de las características que lo hacen especial es la cantidad de beta- caroteno (precursor de la vitamina A) que aporta en aquellos en los que su pulpa es tan amarilla como el color del ayote sazón. Es recomendado para como un alimento que propicia el crecimiento infantil y para tengás una visión sana y evites las úlceras de córnea, así como para que tengas una piel suave y brillante.
Además sus antioxidantes lo convierten en un alimento que deberías incluir si querés retardar el envejecimiento celular, la aparición de arrugas a temprana edad y prevenir ciertos tipos de cáncer como el de estómago y el de cáncer de mama.
La porción nutricionalmente recomendada de camote es de ½ taza de puré o de chips, y si es en trozo, lo ideal es que ser del tamaño del puño de la mano de una mujer delgada.
A pesar de tener un sabor dulce muy peculiar, el camote tiene un índice glicémico bajo, lo que quiere decir que al consumirlo, se libera lentamente el azúcar en el torrente sanguíneo, estabilizando los niveles de azúcar en la sangre. Así que podes consumirlo con total tranquilidad si deseas cuidar la cantidad de azúcar que consumes.
Para prepararlo lo ideal es que le mantengas la cáscara intacta para preservar la mayoría de sus nutrientes. Después podes optar por quitarla o no, aunque lo recomendado es mantenerla debido a su alto contenido de fibra.
El camote es muy versátil. Puede prepararse de muchísimas formas: frito con spray, en rebanadas delgadas para hacer chips; horneado y en puré para acompañar diferentes platillos o como base para cremas y postres; en picadillo y sopas.
Si querés que el camote conserve su sabor al momento de cocinarlo, procura hacerlo a baja temperatura y por un tiempo prolongado, entre más tiempo esté a temperatura moderada, con mayor facilidad convertirá el almidón en maltosa resultando más dulce. Por otro lado si se cocina rápidamente y a altas temperaturas, su sabor será menos dulce.