El amor y la alimentación están relacionados desde que nacemos. Y en este artículo la idea es tomar en cuenta un poco de psicología para entender como funcionamos en el amor-alimentación. Además de darte algunos consejos para esta semana, en la que los alimentos se convierten en una forma de expresar amor o una manera de llenar el vacío al no tener “un ser amado especial.”
Las teorías psicoanalíticas dicen que cuando estamos recién nacidos la única forma de comunicarnos es a través del cuerpo. En el caso de un bebé todo lo que pueda meterse a la boca lo va a ayuda a satisfacer sus deseos. En la adolescencia se reactivan esas pulsaciones, y sentimientos de angustia y la sed por encontrarse, aparecen llevando a la persona a dejar de comer o a refugiarse en los alimentos, por puras razones emocionales. Al pasar esa etapa se supone que los adultos tenemos un mejor control de las emociones, estas actúan sobre el comportamiento alimentario, sobre la elección de los alimentos y el almacenamiento de las grasas y hay ciertos alimentos que por sus composición van a actuar sobre las emociones.
Es importante que seás intencional en los alimentos que incluyas en tu comida diaria, de forma intencional, si luchas con emociones como tristeza, ansiedad, culpa, soledad; así como si te sientes enamorado, alegre y esperanzado, para mantener el equilibrio. Algunas sugerencias es que incluyas estas sustancias presentes en estos alimentos:
El triptófano:
Es aminoácido que está en el chocolate oscuro, frutas como banano, coco, frutos secos, los huevos, aguacate la leche y cereales integrales. Este participa en la producción de serótina la hormona de la felicidad que calma la ansiedad.
Las proteínas:
Carnes, huevo, pescado, mariscos, queso, frutos secos, leguminosas. Son vitales para fabricación de neurotransmisores en el cerebro, que son como la gasolina de nuestras emociones. Además estas son ricas en hierro y vitamina B12 indispensables para evitar la anemia que origina cansancio emocional y físico.
Vitamina B6:
En el germen de trigo, la levadura, el pescado y el hígado. Participa en la síntesis de neurotransmisores como la adrenalina o la serotonina. Cuando hay deficiencia hay menor capacidad para resistir el estrés, generando pérdida del autocontrol o inapetencia.
El magnesio:
En vegetales de color verde oscuro, leguminosas como los frijoles y garbanzos, en el limón, el maíz, los higos, aguacate, productos de soya, en los mariscos, el chocolate y los frutos secos como las almendras y el maní. Regula la ansiedad, y evita sus trastornos.
El omega 3:
En aceites vegetales como aceite de oliva, en el salmón, el aguacate, la linaza, el atún, las espinacas}, berros, coles, nueces y frutos secos. Actúa de forma positiva sobre el humor y refuerza la resistencia al estrés, ayuda a equilibrar el sistema nervioso central.
La vitamina C:
En frutas cítricas como la mandarina y la naranja, en la guayaba, el kiwi, piña, fresas, melón, y en vegetales como tomate, vegetales verdes como espinaca, brócoli, coles, y en la papa o el camote. Favorece la síntesis de catecolaminas, importantes para combatir el estrés y permite reforzar el tono y enfrentarse mejor al cansancio. Es mejor consumir en alimentos crudos porque es muy sensible al calor.
Hay otras sustancias y alimentos estimulantes como el vino, la cafeína, el azúcar, la sal (sí sal usada como condimento) que van a ayudar a mantener un buen equilibrio o a favorecer el buen humor y regular el sistema nervioso, sin embrago excederse en su consumo no es lo más adecuado porque pueden llegar a provocar un desequilibrio, aumento de la presión arterial, favorecer el estrés y el aumento de peso por un exceso de energía acumulada.
Somos seres emocionales y relacionales, y la alimentación siempre está presente. La forma en la que fuimos alimentados desde pequeños, en la que fuimos educados y también la que hemos sido amados va a influir en nuestro comportamiento alimentario. Si consideras que sos una persona estable, consumí estos alimentos con intencionalidad, practicá ejercicio para que podás llevar una vida equilibrada que cuando tengás una situación estresante o negativa seás menos vulnerable a ser afectado a nivel emocional y por ende en su estado nutricional. Y si sos consciente que luchas con tus emociones y esto te lleva a lucha con la comida, aparte del ejercicio y ser intencional con estos alimentos buscá ayuda profesional (psicológica y nutricional), porque sí se puede llegar a amar, a otros y a uno mismo, se puede aprender a no dejarse afectar por la “soledad” y a tener una alimentación adecuada.
Fotografías por Natalia Salazar