Buscá espacios para hacer nada, defender tu espacio y tener paz
Tenemos la agenda tan bloqueada siempre, que los días se nos van tarea tras tarea, sin tomarnos descansos para simplemente ser, estar y no hacer nada. ¿Vos también estás igual?
Erika Rojas R.
De lunes a viernes, el único espacio vacío en mi agenda aparece los miércoles por la noche, y, siendo honesta, nunca está vacío. De lunes a viernes me despierto a las 4:40 a. m. para hacer ejercicio, cocinar, atender proyectos personales y recibir terapia psicológica; trabajo para una empresa de 9 a. m. a 6 p. m.; de 6:30 p. m. a 8:30 p. m. tengo clases de la universidad, y a las 9 p. m., claramente, me caigo del sueño.
Los miércoles por la noche, que es el único día que no tengo clase, hago trabajos de la U, pongo reuniones de mis proyectos o escribo para hhmag.com
Los fines de semana es un poco parecido, pero sin horario de oficina.
Como si nuestro grado de ocupación fuera directamente proporcional a ser exitosos, estamos viviendo más ocupados que nunca. Tenemos la agenda tan bloqueada siempre, que los días se nos van tarea tras tarea, sin tomarnos descansos para simplemente ser, estar y no hacer nada. ¿Vos también estás igual?
“Tenés que defender tu espacio, necesitás paz”
Empecemos por resolver el problema. El problema está en glorificar estar tan ocupados y asociar los espacios de descanso con culpabilidad o improductividad. Ninguna de las dos cosas está bien si queremos tener… vida, básicamente. Una vida saludable desde todo punto de vista.
¿Has escuchado la frase italiana “Il dolce far niente” (el placer de no hacer nada)? De eso se trata esta nota, de lo beneficioso que es buscar esos espacios en nuestras apretadas agendas.
“Tenés que defender tu espacio, necesitás paz, relajarte, desconectarte de todo, de absolutamente todo”, opina Ericka Guerrero, especialista en psicología clínica y en psicoterapia humanista integrativa.
“Definitivamente necesitamos espacios de ocio, espacios de no hacer nada, y eso lo decidimos según nuestro ritmo de vida, gustos, exigencias, expectativas que tengo sobre mí misma y de las expectativas que quiero proyectar hacia las otras personas”, agrega la especialista.
¿Y qué tienen que ver los demás? Según Guerrero, en ocasiones esas expectativas nos impiden vivir la vida que queremos y consideramos que mostrarnos más ocupados nos hace quedar mejor ante otros “Y eso es super desgastante y super triste, por no poder vivir la vida según lo que nosotros queremos”, afirma.
Otra posibilidad es tener que lidiar con nosotros mismos y con nuestra cabeza dando vueltas entre todo los pendientes que tenemos, lo cual nos impide disfrutar ratos de simplemente sentarnos a tomar un café, leer un libro en una hamaca, acostarnos en el césped, desconectarnos de la tecnología.
El arte de no hacer nada consiste en dejar de lado el acelerado ritmo que llevamos y dedicar espacios para relajarnos. Sacar esos espacios no es fácil, pero poco a poco podemos introducir en nuestra rutina breves momentos para eso, para hacer nada.
“Necesitamos algo que realmente nos desconecte, que haga que se nos olvide el mundo. Por ejemplo, a mí me encanta nadar, siempre me ha gustado, pero últimamente me di cuenta de que cuando iba por la mitad de la piscina ya estaba pensando ‘tengo que hacer esto, me falta hacer lo otro, aquello está pendiente’. Busquemos cosas que impliquen un esfuerzo, pero que sean placenteras y nos liberen de la carga diaria”, dice la psicóloga.
Ericka Guerrero también propone que nos pongamos metas por meses, como por ejemplo establecer que no nos vamos a meter a un curso más en los seis meses restantes de este año, y, en su lugar, vamos a aprovechar el tiempo en actividades de ocio.
“En esta época tenemos una sobreoferta de cursos, y como lo tenemos tan a la mano, a la vuelta de una computadora, nada más nos conectamos y listo, es muy tentador. Pero podés establecer un límite temporal, para tomarte un descanso. Vos decidís hasta cuándo, pueden ser seis meses o hasta donde creas que ya tenés ganas y la capacidad de volver a aprender”, explica.
Encontrá más notas como este acá
Procrastinar ya es otra cosa
Una cosa importante: no hacer nada no tiene nada que ver con la procrastinación.
“La procrastinación es un problema de regulación de emociones, no un problema de gestión de tiempo”, sostiene Tim Pychyl, un profesor de Psicología y miembro del Grupo de Investigación sobre Procrastinación en la Universidad Carleton en Ottawa, Canadá.
En un estudio de 2013, Pychyl y algunos colegas definieron que la procrastinación es “la primacía de la reparación del estado de ánimo a corto plazo por encima del objetivo de las acciones planeadas a un plazo más largo”. Ok, eso quiere decir que la procrastinación es enfocarse más en “la urgencia inmediata de administrar los estados de ánimo negativos que en dedicarse a la tarea pendiente”. Es por ello que cuando tenemos una tarea que no nos gusta, le prestamos más importancia a cómo nos sentimos al respecto que a la tarea en sí, por más importante que sea.
Según los expertos, la procrastinación severa tiene repercusiones no sólo en cuanto a productividad, sino hacia nuestra salud, pues el estrés y la ansiedad se podrían disparar y generar problemas mayores como depresión, enfermedades cardiovasculares o hipertensión.
Los extremos nunca son buenos.
Es miércoles por la noche, es el único día que no tengo clase, y estoy terminando de escribir una nota sobre el placer de no hacer nada.
Visitá nuestro Instagram y Facebook