Cuando hablamos de gaslighting hablamos de la necesidad de una persona de controlar a otra, y el control es abuso psicológico. En esta entrevista una profesional en psicología nos explica cuáles son las señales y qué hacer para salir de esta situación.
Erika Rojas R.
“Vos siempre te ponés así”. “Es que siempre llorás por lo mismo”. “Siempre echándome la culpa”. “Estoy cansado de que siempre que hablás, terminás llorando”. ¿Alguna de estas frases te suena? ¿Te las han dicho o las has dicho? ¿Sabés que ocurre en una relación cuando a una persona le repiten constantemente palabras como estas? Ahora le dicen gaslighting (luz de gas), pero no es más que abuso psicológico. Y nadie lo merece. ¿Por qué ocurre y qué se puede hacer cuando alguien invalida tus emociones?
Melissa Mata Gamboa es máster en Administración de Empresas con énfasis en Recursos Humanos, Psicóloga con formación en Terapia Racional Emotivo Conductual (TREC), terapia cognitivo conductual, dialéctica conductual y logoterapia. Además, está tomando una maestría en adicciones desde el enfoque cognitivo conductual.
En esta entrevista Mata, quien tiene más de 15 años de experiencia tanto en el sector privado como en la práctica clínica, nos explica todo sobre el abuso psicológico en las relaciones.
¿Qué es gaslighting y por qué se le llama así al abuso psicológico?
El abuso psicológico siempre ha existido, pero el término gaslighting se usó por primera vez en 1938, en una obra de teatro en la que se recreaba la historia de un hombre que le hacía creer a su esposa que estaba loca. Así nació el término, pero siempre ha existido el abuso psicológico, es decir, en 1800 fijo había abuso psicológico también. Se le llama de esta manera como para poder identificarlo. Pero es abuso psicológico, abuso psicológico puro.
¿Y qué es abuso psicológico?
Cuando hablamos de abuso psicológico hablamos de la necesidad de una persona de controlar a otra y el control es abuso psicológico. La controla haciéndola dudar de sus capacidades cognitivas, de algo que pasó, de algo que hizo, hasta que esa otra persona llega a perder su identidad. Es un abuso psicológico muy profundo, porque te lo hace la persona que vos amás, o una persona que te da afecto. El agresor te da el afecto, y luego te lo quita, porque eso es parte de lo que hace, es un círculo en el que te da y te quita el afecto.
El abuso psicológico o emocional es un abuso a mi persona por existir, por respirar, por llorar, por hacer.
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¿No es un problema exclusivo de parejas?
Es mucho más común en parejas, pero sucede con cualquier persona que represente un vínculo afectivo importante para vos, lo cual hace que estés en una posición de vulnerabilidad, porque le creés, porque la querés y confiás en esa persona. También ocurre desde figuras importantes de poder, como por ejemplo un jefe.
¿Cuáles son las señales para identificar el abuso psicológico?
Si me estoy sintiendo mal en una relación y hago un análisis y sé que no estoy haciendo todo eso que me dicen, me están haciendo gaslighting. Necesitamos tener conciencia para darnos cuenta. Y si no la teníamos antes es porque es difícil creer que la persona que me da el afecto es capaz de hacerme creer que yo estoy mal. En el momento en que dudamos de nosotros mismos, alerta. ¿Estoy dudando porque yo misma, desde mi conciencia, estoy diciendo ‘yo no sé si voy a poder hacer x cosa’, o porque la otra persona me está diciendo que yo no voy a poder hacerlo?
Cuando somos conscientes de que hay algo raro debemos buscar ayuda, porque salir de un círculo de abuso emocional solos es muy difícil. Se necesitan muchas herramientas, como empoderamiento y recuperación de la autoaceptación, para poder salir de ese círculo y para poder hablar con esa persona, porque lo habitual es que cuando yo le hablo siempre reacciona con una emoción que me asusta. La autora Edith Eger tiene una frase que dice ‘la expresión es lo opuesto a la depresión’. Y eso es lo que pasa en una relación de gaslighting, que no hay expresión por parte de la víctima.
¿Es posible sanar una relación en la que se dio abuso psicológico?
Existe la posibilidad de cambio, pero no es tan alta, porque la persona que hace gaslighting puede tener rasgos del trastorno narcisista de la personalidad, y estas personas generalmente no suelen acudir a psicoterapia, hasta que la vida les pegue un mameyazo, y aunque a veces se los pegue, igual no van. Para que la dinámica de una pareja cambie los dos tienen que hacer cambios: la víctima aprender a colocar límites, y el agresor debe ir a psicoterapia para sanar aquello que está repitiendo como patrón de aprendizaje, de trauma o de dolor, y que se está manifestando a través de conductas poco saludables.
¿La persona que abusa psicológicamente lo hace de manera consciente?
Hay teóricos que dicen que es inconsciente, pero a mí no me la hacen. Cuando dicen que es inconsciente por tal trauma o tal otro… mmm, no sé si eso justifica que la persona no se dé cuenta de que está haciendo daño a ese nivel. Personalmente no creo que sea inconsciente.
¿Cómo se explica que una persona pueda entrar en un círculo de agresión psicológica?
Hay un libro que se llama Maneras de amar, de Amir Levine, que explica el tema del apego y de que el apego no es dependencia. La persona que hace gaslighting lo que quiere es que usted sea dependiente. El afecto, según la teoría, es tan necesario como respirar. Ese afecto nos lo dan mamá y papá desde pequeños, y desde ahí se han encontrado un montón de estímulos que se reciben desde ese afecto y cómo se activan diferentes partes del cerebro. Cuando se hace ese experimento con una pareja, se activa igual, pero con un amigo no. Entonces no es que la persona sea tonta, o no pueda verlo. Puede ser que lo vea, pero el dolor de perder el apego hace que se mantenga ahí.
Parte del proceso de psicoterapia es hacerle ver a la persona que hay muchos peces en el mar, peces que sí pueden darle el afecto que se merece. Todos los seres humanos tenemos la capacidad de salir de situaciones de violencia y nadie merece asumir la infelicidad por el resto de su vida, si bien una relación no tiene solución, su vida sí tiene solución. Tampoco debemos asumir que la otra persona es un diablo malévolo, simplemente la persona no es para mí, punto, no la idealizo, no la evalúo; es un ser humano imperfecto, igual que yo, y lo dejo ir.