Tener una vida más saludable puede parecer muy abrumador, necesitar de una gran inversión de tiempo y dinero, pero no tiene por qué ser así, acá te cuento cómo:
Pequeños cambios hacen una gran diferencia, no tenés por qué salir mañana corriendo a matricularte a un gimnasio, comprar solo comida orgánica y despedirte de tus salidas del fin de semana. Hay muchas cosas sencillas que podés empezar a hacer ya que influyen un montón y se te van a hacer un hábito: en lugar de subir en las escaleras eléctricas usá las normales. No almorcés con Coca Cola, tomá agua. Organizá con tus amigos una caminata, paseá al perro.
No hay curas mágicas de la noche a la mañana ni dietas milagrosas. Como en casi todas las cosas de la vida: hay que esforzarse. Si todos estos productos que prometen hacerte bajar 10 kilos en una semana o eliminar la celulitis sirvieran, ya no existirían los entrenadores ni los gimnasios. Mantener la rutina y ser constante es lo único que va a funcionar. Encontraste la motivación para hacer ejercicio, ¡buenísimo! Ahora el trabajo que tenés que hacer es para no perderla, no seás esa persona que va todos los eneros al gimnasio y para marzo nunca más vuelve.
Establecé objetivos y planealos, si tenés una meta es más difícil que te quedés en la cama cuando te dé pereza ir a entrenar.
Es importante ser realistas con nuestros objetivos, no podemos basarnos en una foto de instagram de un cuerpo completamente distinto al nuestro y esperar a que nos vayamos a ver así, concentrate en lograr la mejor versión de vos mismo. Si tu objetivo es verte como una super modelo para la próxima semana, por supuesto que te vas a desmotivar. En lugar de cosas superficiales, pensá en que si ahora podés correr solo 20 minutos, querés lograr llegar a correr una hora, o hacer 30 push ups seguidos o no sentir que morís luego de subir las escaleras. ¡Y date el crédito cuando lo lográs! Aunque parezca una tontera, felicitate cuando alcanzás hasta las cosas más sencillas.
Mejorá tu dieta
Podés matarte haciendo ejercicio, pero el principal factor de cómo te ves y sentís es lo que comés. Comer bien no es un castigo, y comer mal no es un premio. Cambiemos esta manera de pensar. Premiá a tu cuerpo con comida sana y limpia.
Olvidate de la pesa
Puede ser muy frustrante llevar 4 meses en el gimnasio y seguir pesando lo mismo (o a veces más), el peso no importa. Concentrate en cómo se ve tu cuerpo ahora en comparación a antes, probablemente estás más tonificado y fuerte, hayás perdido grasa, te sentís con más energía, tu piel se ve mejor. Acordate de tus objetivos, probablemente estás más cerca de alcanzarlos.
Buena música
La música es probablemente lo que más me influye a la hora de ejercitarme, una buena canción puede hacer que corra por mucho más tiempo, que haga abdominales extra, que quiera seguir. Armá playlists que te den ese empujón.
Probá distintos ejercicios
No a todos nos gusta la misma música, ni la misma comida, ni la misma gente (por suerte), es igual con el ejercicio, no a todos nos va a gustar ir al gimnasio, o nadar, o hacer yoga. Hoy en día hay una variedad tan grande que estoy segura de que si buscás vas a encontrar una actividad de la cual te vas a enamorar.
Seguí en redes sociales cuentas que te motiven
Mi instagram está lleno de cuentas que postean recetas saludables, rutinas de ejercicios, quotes. Rodeate de cosas y gente que te inspire para que cuando te haga falta te lo topés y te levantés de la cama a hacerte un batido verde.
Fotografías por Natalia Salazar