En muchas de las consultas a lo largo del año, pero sobre todo en esta época, escucho esta frase constantemente: “fijo soy el/la peor paciente” seguido de la justificación: me enfermé y no pude hacer ejercicio, no pude entrenar, es que cumplí años, es que en el trabajo han repartido mucha comida, finales de la u, mucho trabajo, que las fiestas, queque, tamales, alcohol, en fin es común tener periodos en los que es difícil controlar tanto la comida pero no por eso sos el o la peor paciente.
No obtener un buen resultado en tu medición tampoco te hace un mal paciente, el fin de una consulta nutricional y de mi trabajo como nutricionista (al igual que mis colegas) es ayudarte a lograr una vida balanceada a través de la alimentación, no solo a la hora de preparar los alimentos, también a la hora de ir a comer afuera, de irte de vacaciones o celebrar algún acontecimiento importante en tu vida. Los nutricionistas somos como los maestros de esa materia que a diferencia de otras es a la vez una necesidad, todos los días vamos a necesitar de la comida para obtener energía y también es una forma de socializar, y como todo alumno vos estas aprendiendo a escoger mejor, sacar tiempo para comer, tomar agua, elegir bien lo que vas a tomar, y sacar tiempo para descansar y hacer ejercicio.
La ventaja de estas clases es que nunca vas a reprobar por completo como en el cole o en la u, solo hacés que el proceso para llegar a la meta se extienda un poquito más, pero todo lo que día a día te esforcés por poner en práctica relacionado a tu alimentación representa un beneficio: cada merienda saludable, cada porción de vegetales, proteína, preparaciones bajas en grasa o en azúcar, cuántas cervezas o postres elijás de forma inteligente o evites cambiando por otra alternativa saludable van a hacer la diferencia en tu salud.
Fijo estás pensando que solo hicimos este artículo para que no te sintás tan mal por no haber logrado la meta de este año pero la verdad es que la intención de este es motivarte a ponerle con más ganas, no importa la época en la que estemos o en la que decidas empezar, tampoco es relevante cuántas veces lo hayás intentado, cada vez que decidás cuidar tu alimentación buscá un profesional que te acompañe, que te enseñe a balancear tu alimentación no solo a contar porciones o a seguir un menú solo porque sí. No confiés en las dietas extremas o pastillas y métodos fáciles porque el resultado en la mayoría de los casos aunque llega rápido es pasajero y luego puede pasarte una factura más cara.
El peor paciente está en nuestras cabezas, es el que nos sabotea haciéndonos creer que nunca lo vamos a lograr, él no es sincero consigo mismo, (ni con la nutricionista), en reconocer que lucha con algún aspecto de su alimentación o ejercicio, el peor paciente realmente no existe. Así que si vos que tratás de cuidar tu alimentación y salud, pero luchás con ese tema, a veces no hacés ejercicio, tomás más de la cuenta, te saltás tiempos de comida o comés mucho afuera, y tratás constantemente de evitar hacer este tipo de cosas, sos la razón por la que existimos las nutricionistas, así que mucho ánimo, todo avance en mejorar tu alimentación, ojalá de la mano de un profesional es un logro. ¡Vos el/la mejor paciente!