Estudiar una carrera nueva, aprender inglés, practicar un nuevo deporte. ¿Qué es eso que hace tanto tiempo querés hacer y, por alguna razón, no te das la oportunidad? Quizá este sea el momento de empezar con un nuevo propósito.
Erika Rojas R.
Yesenia Quesada Olivares tiene 43 años de edad, es mamá, trabaja como asistente de Registros Médicos en el Hospital de las Mujeres, y en enero de este 2021 decidió matricularse en la universidad para estudiar Psicología. Será su primera carrera profesional.
“Quería estudiar para tener una profesión y, sobre todo, quería estudiar algo que me gustara, eso fue lo que me convenció. En ocasiones uno estudia lo que necesita, no lo que le gusta. Yo había sacado un técnico porque el trabajo me lo facilitó; también he visto a muchas personas que eligen carrera por el mercado laboral, o porque quieren ganar mucho dinero o ubicarse en una empresa, y eso está bien, pero en mi caso estoy estudiando por una meta personal, algo que me gusta y con lo que espero poder ayudar a los demás más adelante”, explica Yesenia.
Tomar la decisión de empezar una carrera a los 43 años fue sencillo, lo complicado, de acuerdo a Yesenia, es organizar el tiempo para salir con todas las responsabilidades. “Trabajo diez horas diarias de lunes a sábado, salgo a las 5 p. m. y a las 6 p. m. ya estoy en clases, es todo eso más la responsabilidad de tener una casa, hijos, hacer comida, mantener el aseo, lavar ropa, y bueno, hacer las tareas y los proyectos de la U. Me tengo que organizar demasiado, pero voy aprendiendo”.
Cuando le pregunto si en algún momento dudó sobre estudiar a su edad dice que no, pero apunta que ha sido un reto actualizarse en cuanto a la tecnología y técnicas de estudio. “A pesar de que yo trabajo con una computadora, estaba super desactualizada del ambiente investigativo, como presentar trabajos escritos bajo los formatos APA o buscar bibliografías”.
Ponerse como prioridad ha sido clave. “Siempre mi familia y mis hijos han estado primero, y uno es segundo, tercero o cuarto. Ahora delego, les dejo funciones porque tengo que estar en clases, leer o hacer proyectos”, dice.
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Nunca es demasiado tarde
“A los 41 años matriculé inglés, es retador pero ha valido la pena”. “A los 39 años empecé a estudiar preparación física”. “Yo a los 32 empecé con clases para aprender ballet, todo un reto”. “A los 33 años empecé a nadar”. “A los 33 años empecé a correr”. “A los 28 años empecé a estudiar una carrera nueva”. “A los 32 años empecé a hacer pole dance”. “Yo a los 21 años empecé a nadar desde cero y luego de tenerle mucho miedo al agua”. “A los 24 años empecé a estudiar Diseño Gráfico y Web y me llena más que mi carrera universitaria”. “A los 32 años empecé a montar en bici”. “A los 30 años empecé a hacer crossfit”.
Ese es un resumen de las respuestas que encontré hace unos días en Instagram, cuando pregunté sobre a qué edad empezaron con un nuevo propósito, una nueva profesión, un pasatiempo, o un deporte.
¿Cuán común es volver a empezar, cambiar de rumbo o plantearnos una nueva profesión? “Creo que esa es una pregunta recurrente cuando se habla de lo que muchos llaman la crisis de los 20, 30, 40… años, muchas veces por cuestionamientos sociales de ‘qué he hecho en mis 30 años’, por ejemplo, y nos preguntamos sobre el sentido o el propósito de nuestra vida”, explica la psicóloga Cristina Gutiérrez.
“La duda es habitual y en muchos casos está asociada a la razón por la cuál hemos tomado nuestras decisiones del pasado. “¿Me casé porque socialmente tenía qué? ¿Tengo hijos porque socialmente debo tener? ¿Estudié la carrera que mis papás querían o la que realmente me interesaba?”, agrega la experta.
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El caso de Yesenia y el de muchos otros, quizá como los que respondieron en Instagram, no necesariamente están asociados a esa crisis o culpa que podemos llegar a experimentar en ciertos momentos. Es más bien un replanteamiento, totalmente válido, de tener nuevas oportunidades, aunque dudemos sobre cómo, cuándo y qué hacer. “Todo depende de lo que querés lograr; es algo que debe estar relacionado a lo que a vos te guste, no tiene que responder a las necesidades o propósitos de otros, tampoco depender de alguien más”, sostiene Gutiérrez.
Uno de los temores habituales es pensar que se es demasiado viejo para aprender algo nuevo. Por ejemplo practicar un deporte por primera vez, pero todo depende de las razones por las cuales se tome la decisión de iniciar.
“Hay una teoría que dice que si hay motivación al reto una persona puede practicar el deporte que quiera. Lo que sí hay que tener claro es cuál es la expectativa al iniciar en un deporte: conocerlo, disfrutarlo, conocer gente, entrar a un equipo, competir en un torneo. Todo depende de la motivación y orientación de la persona”, explica Diego Arguedas, licenciado en Psicología y quien se dedica a trabajar con deportistas y atletas de alto rendimiento.
Un ejemplo de que nunca se es demasiado tarde es el tipo de iniciativas que tanto empresas públicas y privadas están promoviendo para la práctica deportiva. “Por ejemplo los comités cantonales, que enseñan, de manera recreativa, la práctica de deportes a personas mayores, esa es una puerta a explorar la actividad física”, añade Arguedas.
¿Leíste la nota pensando en eso que querés hacer hace tiempo y no has intentado todavía? Quizá este sea el momento de empezar con un nuevo propósito.