Por Byron Garita
La terapia física ha ido evolucionando día con día, al igual que todas las carreras en salud, es una rama de la medicina que crece a pasos agigantados. Cada vez es mayor la evidencia de la relación que existe entre nuestra mente y cuerpo y la importancia de mantener un equilibrio entre nuestros pensamientos y nuestro estilo de vida diario.
Las personas que han visitado a un terapeuta físico sabrán que algunos poseen equipos sofisticados de electroterapia, láser, ultrasonido,radiofrecuencias, campos magnéticos, algunos tienen camillas modernas, otros se enfocan más en terapias a base de calor y frío, las opciones en el mercado de aparatología son infinitas. Como es usual en estos tiempos la tecnología también a invadido nuestro campo de acción. En lo personal me gusta ir a las bases de la fisioterapia, esas bases que con el tiempo he confirmado que es lo que mejor funciona y lo que más les gusta a los pacientes. Esa base de la terapia física es el tratamiento manual, esa herramienta que a veces como profesionales de la salud se nos olvida que tenemos y que es la más efectiva desde mi punto de vista.
Soy defensor de la terapia manual, en lo personal creo que con nuestras manos podemos solucionar muchísimos problemas a nuestros pacientes; pacientes con migrañas, dolores asociados a nervio ciático, hernias de disco, contracturas, alteraciones asociadas a la postura y flexibilidad, pacientes con parálisis cerebral, Down, accidentes cerebrovasculares(derrames) y demás afecciones se pueden solucionar con la mano.
Al costarricense por su idiosincrasia le gusta más cualquier tratamiento a base de alguna técnica manual, un estiramiento, un ejercicio específico para su lesión que alguna aparatología de última tecnología. Con esto no quiero decir que la tecnología no es buena, jamás, por el contrario nos viene a facilitar nuestro trabajo y es de suma importancia en algunas patologías que nuestras manos no pueden solucionar.
De 100 pacientes que entran a una consulta de fisioterapia, 98-99 lo hacen por dolor, el dolor es la principal causa de visita al fisioterapeuta, es nuestro pan de cada día, no es común ver entrar una persona sin dolor. Con los años y también amparado en evidencia científica cada vez me convenzo más de la relación que existe entre una zona del cuerpo con dolor y el alivio que nuestras manos como terapeutas físicos podemos provocar en el paciente. Al intervenir manualmente una zona con dolor en una persona está demostrado que ocurren cambios a nivel de receptores neurológicos ubicados en la piel y que son encargados de enviar esas señales de dolor a la médula espinal y el cerebro.
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Con sólo hacer una presión sostenida, un estiramiento, un masaje, una técnica específica manipulativa el paciente se siente mejor. Además al paciente le gusta que “lo toquen” en el buen decir, el paciente espera que el terapeuta físico palpe esa estructura con dolor, que sienta su dolor y que se sensibilice con su dolor.
Es parte del éxito de la terapia manual, nos acerca al dolor ajeno, nos hace sentir más cerca del paciente y estoy completamente seguro de que el paciente se va más feliz, más aliviado y creyendo aún más en nuestra profesión.
A nivel psicológico nuestra mente se armoniza con nuestro cuerpo después de un tratamiento manual, recuerden que si nuestra mente está en calma y en armonía probablemente nuestro cuerpo también estará sano. Por medio de las manos usted puede transmitir calma, paz, tranquilidad y armonía a esa persona estresada, con dolor, angustiada por una situación que le hace sentirse mal.
Terapias manuales hay miles; Osteopatía, Cyriax, Mulligan, Bobath, estiramientos específicos, neurodinamia, ejercicios asistidos, masajes, en fin, cualquiera que sea la técnica les aseguro que en la mayoría de las ocasiones el efecto terapéutico será mayor que el que produce en ocasiones una máquina, sin menospreciar la tecnología.
Sobre el autor:
Byron Garita es fisioterapeuta, brinda atención de lesiones ortopédicas, alteraciones neurológicas, corrección de movimiento y postura, entrenamiento físico.
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